Ética Básica 11 2
jueves, 23 de abril de 2020
1. ¿Qué es la bioética?
El concepto de bioética hace alusión a la ética de la vida o de la biología. De origen griego, el término bios significa “vida” mientras que ethos quiere decir “ética”.
El bioquímico y oncólogo Van Rensselaer Potter fue uno de los primeros, en la década de 1970, en usar la palabra bioética y trató de definirla como una disciplina intelectual que tiene como objeto de estudio al “problema de la supervivencia de la humanidad”.z Al mismo tiempo, consideró que podría ser usada como un “puente” entre las ciencias de la vida -en todos sus alcances- y la ética clásica.
Ver además: Ética Profesional.
La bioética es una rama de la ética, encargada de proporcionar y examinar los principios de conducta más adecuados para el ser humano en relación con la vida (vida humana, animal y vegetal). Entre las múltiples definiciones que existen de la bioética, podemos afirmar que se trata del estudio sistemático de la conducta humana en el ámbito de las ciencias de la vida y el cuidado de la salud, examinada a la luz de los valores y de los principios morales.
Debemos aclarar que a diferencia de la ética médica, la bioética no se limita al entorno médico, sino que aborda múltiples cuestiones (p. ej., medio ambiente y derechos de los animales).
En síntesis, se trata de la reflexión con carácter ético de los problemas morales de la sociedad plural contemporánea en la que estamos sumergidos. Sobre todo está centrada en las profesiones que se inscriben en el ámbito de la salud, como la Psicología Clínica.
Algunos de los temas más conocidos dentro de la bioética aplicada son:
• El aborto y el estado del embrión
• La eutanasia
• La genética y clonación humana
• La investigación y ensayos clínicos
• Medio ambiente y animales (dentro de está área destaca el autor Peter Singer)
• La relación entre médico y paciente
• Donación de órganos
• Tratamiento del dolor
2. Principios de la bioética
La bioética obra a favor del bienestar, buscando proteger sin dañar.
Los investigadores y expertos que fundaron la bioética como disciplina establecieron cuatro principios:
• Respeto por la autonomía. Este principio establece que debe ser respetada la posibilidad que tienen las personas de elegir y decidir por sí solas. Esto implica que no deben existir limitaciones ni interferencias hacia la persona al momento de tomar una decisión.
• Beneficencia. Este principio establece una ecuación entre costo y beneficio. Esto va más allá de perjudicar a terceros: implica obrar a favor del bienestar, proteger sin dañar.
• No maleficencia. Este principio se refiere a promover el bien, así como también a la prohibición de dañar o de llevar adelante acciones mal intencionadas. Básicamente, que no se puede dañar o perjudicar a terceros para salvar una vida.
• Justicia. El último principio implica que exista equidad entre tres cuestiones clave: costos, beneficios y riesgos. Al mismo tiempo, es sinónimo de una repartición equitativa entre responsabilidades, bienes materiales y derechos.
3. Historia de la bioética
La bioética tiene sus orígenes en Egipto y la Mesopotamia. Fue allí en donde se detectaron las primeras regulaciones vinculadas a la medicina. Es a Hipócrates (Grecia, 460-370 a.C) y a quien se le adjudica el Juramento Hipocrático, esto es, una guía obligatoria que orienta a los médicos en su labor.
Por otra parte, la escolástica avanzó en una teología moral que aborda las cuestiones de las leyes naturales, así como también la conservación de la vida. Desde el siglo XVII se empezaron a registrar libros y textos que abordaban, de manera conjunta, a la moral y a la medicina. Estas ideas, al poco tiempo, dieron un salto al mundo laico, y se las considera los orígenes de la Deontología Médica.
Más allá de estos orígenes, en los que el término “bioética” como tal no existía, en general, la historia de esta disciplina se divide en dos grandes etapas: antes de Potter y después de Potter.
La etapa Antes de Potter incluye los dos ítems antes mencionados: el Juramento Hipocrático y la Deontología Médica. La etapa denominada Después de Potter se la ubica dentro del período que va desde el Código de Núremberg hasta el primer trasplante de corazón, que llevó adelante Christian Barnard en 1967.
En pocas palabras, el Código de Núremberg es un conjunto de principios que regulan la experimentación con seres humanos y fue el resultado de los Juicios de Núremberg que se llevaron adelante una vez finalizada la II Guerra Mundial.
Se trata de una disciplina relativamente joven, pues tiene menos de medio siglo de historia. Además, se ha convertido en un área de obligado estudio dentro de la investigación y la medicina, y a lo largo de los últimos 30 años se ha ampliado su cuerpo de conocimiento, llegándose a convertir en una de las ramas más actualizadas de la ética.
El autor del origen del término es algo controvertido: unos abogan por el teólogo y filósofo alemán Fritz Jahr (1927), que utilizó el término Bio-Ethik en un artículo relacionado con la ética para con las plantas y animales. Otros autores destacan al bioquímico oncólogo Potter, que en el año 1970 usó el término bio-ethics dentro de un artículo, y un año más tarde publicó un texto titulado “Bioethics: bridge to the future”.
Pero si algo tenemos que destacar dentro de la historia de la bioética es el Informe Belmont (1978). Nació a raíz de la National Commission for the Protection of Human Subjects of Biomedical and Behavioral Research en Estados Unidos, después de los estragos del conocido experimento Tuskegee (sobre sífilis no tratada en personas afroamericanas). Este texto recoge los principios o criterios para guiar la investigación con seres humanos en biomedicina. Hoy en día el Informe Belmont sigue siendo considerado un texto de referencia para los investigadores.
4. ¿Para qué sirve la bioética?
La bioética regula los avances que ponen en riesgo al medio ambiente y a la Tierra.
Se pueden identificar cuatro campos en los que la bioética como disciplina debería ser aplicada y tienen que ver con la regulación en los avances científicos. La bioética establece que no todo aquello que científicamente es posible, necesariamente es éticamente admisible.
Los cuatro campos a considerar son los siguientes:
• Regulación de los avances de la genética. Aquí se incluye todo aquello que tenga vínculos con el nacimiento, incluso la clonación.
• Regulación de aquellos avances que pongan en riesgo al medio ambiente y al planeta Tierra. En este caso, se debe tener control de todas aquellas prácticas que pongan en peligro los hábitats naturales, el aire o el agua, así como también limitar todo lo que conlleve al calentamiento global.
• Regulación en aquellos avances y conocimientos que tengan que ver con la procreación. Esto incluye el aborto, los métodos anticonceptivos, la fecundación asistida y las regulaciones natales.
• Regulación en los centros de salud. Esto tiene que ver con prácticas como la eutanasia, paliativos e incluso los cuidados que se le otorgan a personas que se encuentran en terapia intensiva.
5. Ejemplos de bioética
La transfusión de sangre es un tema debatido en el que la bioética puede aplicarse.
La bioética suele aplicarse en casos muy concretos que, por sus características, generan debates de todo tipo. Algunos ejemplos de estos casos son los siguientes:
• Las transfusiones de sangre.
• La utilización de armas químicas o nucleares.
• La interrupción del embarazo (aborto).
• La utilización de animales para llevar adelante experimentos y pruebas de nuevas medicinas o de vacunas.
• La donación de órganos.
• La duración de vida o calidad de vida.
• La eutanasia.
6. Bioética en filosofía
La bioética fue influenciada por diversas corrientes filosóficas, que van desde Platón hasta el marxismo, pasando por Aristóteles, Tomás de Aquino, el pragmatismo y el utilitarismo.
A grandes rasgos, se pueden identificar diferentes escuelas teóricas que influyen sobre la bioética:
• Principalísimo bioético. Se rige por los cuatro principios mencionados anteriormente.
• La bioética universalista. Considera que, a la hora de tomar una decisión en la que exista un dilema, se debe optar por la opción elija la mayoría. Parte de la idea de que el consenso es la mejor forma de autoridad.
• La bioética personalista. Considera que el centro del debate está en cada persona y en su dignidad. Siempre se rige por el bien último de la persona.
• La bioética utilitarista. Se rige por el siguiente principio: «El mayor bien para el mayor número de personas».
A lo largo de la historia de la humanidad se han violado en múltiples ocasiones los derechos humanos, han existido repercusiones negativas y positivas en los avances científicos de la biomedicina en la vida humana, y se ha priorizado el avance de la sociedad industrial a costa del daño que se podía generar en los ecosistemas. Como respuesta, a modo de toma de conciencia, se creó hace unas décadas una nueva área dentro de la ética general: la bioética.
Como veremos, definir la bioética no es algo sencillo. Existe una gran cantidad de orientaciones que conforman la bioética, que la nutren para el análisis y resolución de problemas que han justificado su aparición.
Grandes principios de la Bioética
A continuación vamos a explicar los cuatro grandes principios de la bioética, propuestos por Beauchamp y Childress (1979):
1. Autonomía
La autonomía refleja la capacidad de la persona de tomar decisiones sobre uno mismo sin influencia externa, a su privacidad y autodeterminación. Este principio será susceptible de no ser aplicado cuando se produzcan situaciones en que la persona no pueda ser 100% autónoma o tenga autonomía reducida (p. ej., estado vegetativo).
La máxima expresión de este principio sería el consentimiento informado del paciente. Es un derecho del paciente y un deber del profesional que lo atiende. En este sentido, las preferencias del paciente y sus valores deben ser reconocidos y respetados. En Psicología también se aplica este principio, y siempre se debe obtener el consentimiento informado de los pacientes, sean adultos o niños (a través de sus progenitores o tutores legales).
2. Beneficencia
Es la obligación y deber del profesional de actuar en beneficio al paciente u a otros. Se pretende promover los intereses legítimos del paciente y suprimir al máximo sus prejuicios. Sería como “hacer lo mejor para el paciente”.
El problema que surge de este principio es que a veces se promueve el beneficio del paciente pero sin tener en cuenta su opinión (p. ej., el médico posee una formación y conocimientos que el paciente no tiene, por lo que el médico decide libremente lo que más le conviene a la persona). Es decir, en estos casos se prescinde de la opinión del paciente o enfermo por su falta de conocimientos.
El principio de beneficencia depende del de autonomía, sería como hacer el bien que el paciente consiente o solicita.
3. Justicia
Este principio busca la igualdad y reducir la discriminación por razón ideológica, social, cultural, económica, de raza, género, orientación sexual, etcétera. Se reconoce que todas las personas tienen derecho a los beneficios de la medicina, o la psicología, por ejemplo. Se busca proporcionar a todos los pacientes la misma calidad, atención y servicios en todas las intervenciones.
En la psicología, por ejemplo, no se aceptan discriminaciones ni prejuicios de ningún tipo.
Este principio es aplicado de forma cualitativamente distinta en función de los países. Por ejemplo, en Estados Unidos los cuidados médicos se basan en seguros contratados con compañías privadas, por lo que sí podría existir discriminación por razones económicas. En España, la asistencia sanitaria es gratuita y universal, basada en un principio de necesidad.
4. No maleficencia
Este principio se basa en la abstención de realizar actos intencionadamente dañinos a la persona. Es decir, no perjudicar injustificadamente o de forma innecesaria al otro. En algunas disciplinas este principio puede ser interpretado con matices, por ejemplo:
En medicina, a veces las actuaciones médicas generan daño en el paciente pero el fin es obtener su bienestar (p. ej., una intervención quirúrgica). En Psicología, pedirle al paciente que se exponga de forma sistemática y gradual a situaciones que generan ansiedad, miedo, enfado, etcétera, puede suponer un daño o un dolor para el mismo, pero el objetivo final es su bienestar psicológico y la superación de los problemas.
Existen otras consideraciones en este principio: el profesional se debe comprometer a tener una formación fundamentada en conocimientos sólidos y científicos, debe actualizar sus conocimientos (basados en la evidencia y no en pseudociencias) de forma permanente para ejercer a nivel profesional, y debe investigar sobre tratamientos o terapias nuevas con el fin de mejorar y ofrecer a sus pacientes la mejor atención.
Como dice el código deontológico de psicólogos, “sin perjuicio de la legítima diversidad de teorías, escuelas y métodos, el/la Psicólogo/a no utilizará medios o procedimientos que no se hallen suficientemente contrastados, dentro de los límites del conocimiento científico vigente. En el caso de investigaciones para poner a prueba técnicas o instrumentos nuevos, todavía no contrastados, lo hará saber así a sus clientes antes de su utilización” (...) “ Forma parte de su trabajo el esfuerzo continuado de actualización de su competencia profesional”.
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